El "teatro del pueblo", se soñó, se gestó y se está construyendo desde un corazón constituido por un puñado de personas, que cual legión que lucha por vencer los monstruos de la incultura y darle a la ciudad un espacio multicultural. Ese grupo de voluntades son los integrantes de la Asociación Amigos del Teatro, que, a modo de síntesis explicaron que fue Fernando Ricci cuando era intendente y a través de Marina Villanueva, entonces directora de Cultura, tras haberlo hablado con el Concejo Deliberante les fue cedido el edificio del Mercado del Plata, generándose una comisión, al margen de toda política, con personería jurídica para llevar adelante la obra, y que pudiera manejarlo durante mucho tiempo, una vez terminado, ese fue el principio. "Hay mucha gente que transpiró el Teatro y hoy no lo puede ver terminado, porque salieron de gira por las estrellas, son muchos, pero están en cada bolsa de cemento", explicaban. "En un primer momento la idea fue hacer un proyecto underground, que solicité al Colegio de Arquitectos en forma gratuita, pero a la gente de la comisión no la convenció y así pasamos al que tenemos hoy. Así, una vez que tuvimos el proyecto en marcha, había que empezar a gestionar dinero para poder construir y así empezamos a traer espectáculos, cuando nadie lo hacía y los montábamos en todas partes, en la Escuela 1, en el Gigante, en el Manyanet, en el subsuelo de El Quijote, después empezamos a usar el Teatro y la gente iba con almohadones para sentarse en las gradas de cemento, era muy emocionante, hasta el mate llevaban, después pusimos las sillas blancas de plástico y poner las butacas azules, fue un momento increíble", contaban a modo de anécdota. Rottemberg, un capítulo especial Al contar cómo se conectaron con el reconocido empresario teatral Carlos Rottemberg explicaron que "trajo la obra 'No seré feliz pero tengo marido', con Linda Peretz y vendíamos las entradas en Etcétera, donde fue el productor y vio que al pie del afiche de promoción decía Amigos del Teatro Municipal y dijo '¿pero si acá no hay teatro?' y así fue que lo llevamos a conocer lo que era en ese momento, cuando todavía estaba cerrado con candado. El nos donó tachos de iluminación y nos ayudó sobre todo en la organización, por ejemplo telón, cielorraso, iluminación, todo eso vino de su mano". El pueblo "Hemos tenido mucha colaboración esencialmente del pueblo de Tres Arroyos, en lo que hace a dirigentes políticos estuvieron Varese, Graciela De Leo, Cristina Alvarez Rodríguez, cuando era la presidenta del Instituto Cultural, y Rafael Magnanini, ambos sorprendidos porque no sabían que en Tres Arroyos se estaba haciendo esto, ya que nadie se los había dicho. También nos donaron un piano, Noelia Gabianetti de Del Vecchio, que vamos a arreglar para usarlo en el teatro. "Pero la gente, comprando las rifas, yendo a las obras, participando de la campaña de la butaca, ellos, todo el pueblo de Tres Arroyos hizo el teatro", contaban hablando uno sobre otro, porque las palabras no alcanzan a la hora de dar las gracias. El diario "Para nosotros, en estos 14 años fue vital el apoyo de La Voz del Pueblo, desde la publicidad, las notas permanentes, porque estuvieron siempre, hasta donando las 20 primeras butacas, que llevarán los nombres de personas que han sido parte de la vida del diario. Es muy importante que una de ellas se llame Roberto Enzo Petrini, nuestro querido periodista cultural, un hombre que fue un incansable trabajador de todo lo que tuviera olor cultural, por eso ese fue un gesto hermosos de parte de la gente del diario. "También está el aporte permanente de otros medios locales, como LU 24, Canal 2 y la 105, que, con espacios cedidos gratuitamente apostaron por todo lo que se gesta para el teatro". Una utopía Al hablar de lo que sienten, hoy, al ver el teatro casi terminado, al observar la realidad de ese sueño, dijeron que "esta comisión se sostuvo porque tiene un sueño común, una utopía en la que creemos todos, más allá de nuestras diferencias. No fueron los aportes del Estado, que siempre fueron escasos, inclusive hubo ocho años de gestión municipal, en los que se definía al teatro como 'un castigo', razón por la que no existió apoyo alguno, después vino la crisis general del 2001 y seguimos, eso fue y es por la gente y por tener un objetivo claro, la calle nos devolvió siempre fuerza y ganas de seguir. "Hay un momento que queremos rescatar, fue cuando, entre el cemento se convocó a los artistas locales hace tres años y estuvieron todos; por eso queremos hacer otra inauguración con ellos, llamarlos a todos aquellos que confiaron cuando no era nada, cuando era escombros, porque durante varios años se invirtió mucho pero no se veía... Eso es para nosotros el espíritu del teatro, los artistas de Tres Arroyos. "Siempre tuvimos claro que no estábamos construyendo un edificio, sino que esto es un proyecto cultural y no sólo para traer espectáculos, para nosotros, que hoy sentimos una gran emoción, esto no son ladrillos y luces, se abre un espacio para las expresiones de la cultura, donde los artistas locales van a tener un lugar especial, una tarifa especial, especialmente las instituciones, pero no podemos hacer que el teatro pierda, porque no tenemos ningún tipo de subsidio, hay que abonar luz, gas, empleados, tenemos los costos de mantenimiento. "Pese a los impedimentos y sinsabores que hemos tenido, estamos muy emocionados, pero también somos concientes que el que menos aporta es el que más quiere figurar y estar en la foto. Hemos andado un largo camino y si una palabra nos caracteriza es sin ninguna duda: tenacidad, por eso disfrutamos de esta utopía que hoy es una realidad".
Fuente: La Voz del Pueblo
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