sábado, agosto 02, 2008

La historia de un teatro que volvió a nacer gracias a un grupo de mujeres




Durante la últimas décadas no pocas salas de teatro o cines se convirtieron en supermercados, playas de estacionamiento o iglesias. En Tres Arroyos, a 500 kilómetros de la capital, los cines tampoco se salvaron. Pero teatro ya no había.El Español, construido a principios del siglo pasado, había sido demolido en 1960, y nunca más hubo otro. Hasta que en 1994, Marina Villanueva o Perla, como la conocen en su ciudad, se le acercó a Viviana Jurado, otra tresarroyense, con una propuesta. "Tengo ganas de hacer un teatro. ¿No me ayudarías?", le preguntó. La respuesta demoró nada, y pusieron manos a la obra.Desde su cargo de directora municipal de Cultura, Villanueva gestionó la cesión del Mercado del Plata a punto de ser vendido. El intendente, Fernando Ricci, le dijo que era una idea loca, pero creyó. Y aceptó. Poco después, el 14 de abril se creó la Asociación de Amigos del Teatro Municipal de Tres Arroyos. "La cuestión era despegar el tema de la Municipalidad", explica Villanueva.De cara a la platea de 440 butacas que diseñaron arquitectos locales cuesta imaginar el principio. "Los puestos del mercado habían funcionado alrededor de un enorme playón", describe Jurado. Hace 14 años quedaban sólo unas columnas metálicas, sin techo para sostener."Arrancamos con 10.000 pesos", detallan las mujeres. Después comenzaron las rifas, la venta de butacas, las obras de teatro a beneficio, el apoyo de los artistas plásticos que donaban sus trabajos. Y, aunque la construcción avanzaba, "algunos no creyeron y abandonaron", admite Villanueva. El cronista se atreve a preguntar si nunca pensó en seguir ese camino, y la mujer responde sin vueltas: "Ni en pedo. Antes muerta".Primero levantaron las gradas. "Apenas estuvieron los escalones la gente venía con almohadones y se traía su mate. Armamos una peña con artistas de la ciudad. El escenario era de tierra y vendíamos choripanes en la vereda", recuerda Jurado. Siguieron un tablado, el piso de cemento alisado, el subsuelo para los camarines. Ni siquiera la crisis de 2001 pudo con "los utópicos". Sólo la edad dejó a unos pocos a mitad de camino.En 1997, el intendente Carlos Hugo Aprile cedió la propiedad en comodato por 30 años. "Nos pareció que teníamos que administrarlo quienes sudábamos la gota gorda", aclaran. Su sucesor, Carlos Sánchez profundizó el apoyo oficial, junto con el Gobierno provincial.El productor Carlos Rottemberg pasó por la ciudad. "Me costó entender que hubiera una asociación de amigos de un teatro que no existía. Cuando comprendí, me propuse ayudar en lo que pudiera", dice cuatro años después. Una noche de frío polar, el actual vicepresidente del BAPRO, Rafael Magnanini fue casi arrastrado hasta el lugar, y ahí mismo decidió dar una mano.El frente del viejo mercado cambió sus verjas de hierro por puertas de vidrio. El tablado cedió su espacio a un escenario de 15 metros de boca. Pablo Cattaneo, uno de los dos hombres de la Asociación, pasa lista del debe: "Tenemos que mejorar los baños para los artistas, la calefacción, la iluminación".Pero pese a lo que falta, el teatro ya funciona a pleno, en gran medida, gracias a la vida artística de la ciudad de Tres Arroyos, cuya población alcanza los 45 mil habitantes. "Hay grupos de teatro, de música, coros, ballets", enumera Jurado y resalta la programación de artistas que llegan de afuera como la Camerata del Teatro Argentino de La Plata, Hugo Varela, China Zorrilla y Julio Chávez antes de que Villanueva cierre la charla: "En cualquier momento subo yo y les digo un versito".





Un estreno para todos
La tarde no era una más para la comunidad de Tres Arroyos. El frío obligaba a guarecerse, pero nadie dudó en salir a la vereda de la calle Moreno para ver cómo la Comisión de Amigos del Teatro Municipal, junto con funcionarios e invitados cortaban la cinta y así inauguraban la nueva sala de la ciudad. A la hora de los discursos, con la platea casi llena de vecinos, la presidenta de la Comisión, Marina Emilia Villanueva abrió el fuego casi como disculpándose por lo que aún falta por hacer pero con una satisfacción que no ocultó, mientras nombraba y agradecía a quienes colaboraron con la "utopía" desde mediados de los '90. No faltaron adhesiones que se sumaron al festejo: Gabriela Toscano, Carlos Rivas, Lito Cruz, Graciela Dufau, Juan Carlos Mesa. Fue tiempo entonces para el intendente de la ciudad, Carlos Sánchez, y del vicepresidente del Banco de la Provincia, Rafael Magnanini. El cierre quedó para el presidente de la Asociación de Empresarios Teatrales, Carlos Rotemberg quien contó "cómo se transformaban al entrar a ese lugar oscuro y frío que había sido un mercado y ahora es un teatro, esas mujeres de pelo blanco. Era fenomenal: como ver Cinema Paradiso al revés".




Fuente: Clarín


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