domingo, agosto 03, 2008

La ciudad que recuperó el aplauso


TRES ARROYOS.- La historia del Teatro Municipal de Tres Arroyos es, como alguien escribió, la historia de Cinema Paradiso , pero al revés.
La ciudad de Tres Arroyos está ubicada a pocos kilómetros de Bahía Blanca, fundada en 1884. Con el paso del tiempo, fue creciendo un pueblo que todavía preserva con orgullo algunos edificios que dan cuenta de un pasado con gloria. Sin embargo, en 1960, ese fino entramado perdió al Teatro Español, la única sala teatral que tenía el pueblo. "No entiendo cómo no reaccionamos, cómo no hicimos nada para detener eso ", machaca Vivian, ama de casa.
Cansados de ver generaciones que debían conformarse con ver teatro en salones de colegios, un grupo de mujeres dijo basta. Acá aparece en escena una señora petisita, hiperquinética y de un humor envidiable que es una verdadera fiera. Se llama Marina Villanueva, pero le dicen Perla (nombre artístico de esta abogada que alguna vez fue actriz). Hace unos quince años, se acercó al intendente para proponerle que, en vez de demoler el mercado municipal, le cedieran el terreno para construir una sala. Con tal objetivo, se constituyó una Asociación de Amigos del Teatro Municipal. Una tal Elvira, ya fallecida, fue la primera presidenta. Con otro intendente se logró que esa asociación tuviera el comodato de la sala por unos 30 años a partir de 1997.
"¿Querés que te cuente? -dice Vivian-. Un día estaba escuchando una conferencia. En el intervalo me encuentro a Perla, que fumaba un cigarrillo. Apenas me ve, me dice: «¿Me acompañás a hacer un teatro?». Yo pensé que me estaba cargando " Nada de esta historia es una cargada. Por eso mismo, el jueves pasado, en medio de una tarde de frío, buena parte de las mujeres del pueblo de 45.000 habitantes se pusieron sus pieles para festejar la apertura de la sala en medio de copas de champán, emociones, invitados ilustres, corte de cinta y caballeros bien vestidos para la ocasión.
A la comisión, Tilli, comerciante, se sumó hace dos años a partir de un recital de rock. Beatriz, jubilada de pelo blanquísimo, está desde el principio. Arrancaron con 10 mil pesos, pero hacía falta más. Entonces, vinieron rifas de cuadros, fogones, desfiles de moda, venta de chorizos, venta de butacas, funciones en medio del piso de tierra, más rifas, publicidad, canjes y muchos "mangazos". "Armamos una rifa con un premio de 40 mil pesos e íbamos a la casa del ganador a avisarle. Es lindo que te toquen el timbre para decirte que ganaste algo, ¿no?", cuenta Perla. Sí, Perla, es lindo, relindo. Más allá de las crisis económicas, la gente respondió. "Nos creen", dice ella, mientras le suena el celular con el canto de un gallo.
Una tarde apareció el empresario teatral Carlos Rottemberg, quien llegó a Tres Arroyos para acompañar a su mujer, Linda Peretz, en su unipersonal. Por azar, vio un letrero que decía Asociación Amigos del Teatro Municipal, pero, claro, tal teatro no existía. Inquieto como es, indagó hasta sacarse la duda. A los pocos días, volvió a Buenos Aires. A los pocos días, mandó un correo electrónico a esta sección para contar la experiencia. A los pocos días, el 31 de mayo de 2004, ese conmovedor relato salió publicado en LA NACION bajo el título de "La cultura sí importa". Entre otras cosas, ahí confesaba que todo este delirio era como estar viendo Cinema Paradiso , pero al revés.
La suma de voluntades, según dicen, tomó nuevos bríos.
-¿Por qué hacer un teatro así, con casi 500 butacas, y no algo más chico?
Perla: -Porque cuando vienen los productores lo que te preguntan es el número de butacas. -O sea, apuestan al negocio teatral.
Perla: -Es que, querido, necesitamos plata para terminar el teatro, ¿entendés? No podemos perder plata porque no tenemos: ésa es nuestra realidad.
La comisión está formada básicamente por doce "chicas" y dos caballeros. Llega uno de ellos, Omar, un señor con cara de persona seria. Es el tesorero. -¿Cierran las cuentas?
Omar: -Cierran porque somos comerciantes exitosos, profesionales exitosos. No hay ningún miedo. Vos me mirás, no me creés, pero es así. Estás grabando, ¿no?
-Si acá ya se presentaron varios espectáculos, ¿por qué inauguran la sala hoy?
Perla: -Porque vamos a designar padrino a Rottemberg. Y como tenemos butacas, unos baños que para qué te cuento, camarines y un montón de cosas es que inauguramos hoy. Ya te dije: somos raros. -¿Y qué van a programar?
Perla: -Mirá: todo lo que pase por la ruta 3 lo vamos a traer.
A las 19.30, el hall de la sala es una fiesta. Del coche de Rottemberg (quien invitó a LA NACION) se baja Guillermo Bredeston. "He comprobado que tuviste tu noche de gloria con todas tus «chicas» besándote en el hall", dice en broma el "padrino" Rottemberg desde el escenario. En el acto está presente el intendente y, sorpresa, los últimos tres intendentes de Tres Arroyos.
Las "chicas" de la comisión están chochas. Omar, también. De buenas a primeras, aprendieron a construir una sala teatral que es un verdadero lujo para la ciudad. "Nos mandamos algunas macanas, pero esto nos pasa porque es el primer teatro que hacemos. Para el segundo vamos a estar cancheras ", remata, obviamente, Perla.

FUENTE: La Nación

Por Alejandro Cruz Enviado especial


La historia de un teatro construido con coraje

La Asociación de Amigos del Teatro Municipal fue fundada el 14 de abril de 1994. En todo este tiempo, estuvo formada por unas 20 personas, siete de las cuales ya fallecieron. A juzgar por los resultados, Marina, Vivian, María Adela, Olga, Josefina, Patricia, Beatriz, Marta, Tilli, Cristina, Omar, Pablo, Sara, Américo, Héctor, Elvia, Adelina, Mimi y Madita nunca bajaron los brazos. Nombrarlos es un mínimo acto de justicia. "Tenemos más coraje que un torero", le gusta decir a Perla.
"Rodeados, educados, sensibilizados por el arte, podemos aspirar a ser un pueblo comprensivo de su destino, consciente de sus derechos y merecedor de una vida superior." Esto no lo dice ni la verborrágica de Perla ni el señor de los números ni el intendente local. Lo escribió el 8 de julio de 1946 Leónidas Barletta, fundador del Teatro del Pueblo, en el libro de visitantes ilustres de la biblioteca local de Tres Arroyos.
Algún delicado hilo une las palabras de Barletta con el coraje de esta gente.

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